Hay días que la sucesión de contrariedades terminan por divertirme. Y qué otra cosa podes hacer?
Solo preguntarme porqué cuando llego a la caja rápida del supermercado ocurre que:
La cajera es nueva y le están enseñando a pasar el código de barras.
El código de barras no se lee correctamente y hay que llamar al supervisor que en ese momento fue al baño.
El póster no lee la tarjeta de la señora que está tres personas antes que yo, con una baguett, un yogurt, un vino y un kilo de zapallitos.
El albañil que está con dos flautas, 100 grs de mortadela y una gaseosa no llega con lo que juntó y hay que hacer una devolución.
El supervisor sigue en el baño. Doy golpes rapiditos en el piso como buena jovata impaciente.
Viene otra asistente que también llama al supervisor. Llega el supervisor con la bragueta abierta y comiéndose una medialuna.
Bufo como vaca aburrida. Ya falta menos.
Pasa un empleado y le pregunta a la cajera si esta noche sale. Establecen conversacion personal.
Por finnnnnnn me toca a mí. Ahí vamos....
La caja registradora se queda sin rollo de papel para emitir el ticket.
Cuando te pasa algo de todo lo señalado ya es un incordio pero cuando te pasa todo junto, se te arruina el maquillaje
Señoras las cajas rápidas no son tan rápidas.
Y esto no fue todo
1 comentario:
buenisimo!! reflejás tan bien los echos cotidianos! besos Mercedes
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