martes, 21 de septiembre de 2010

"Donde estará mi primavera...


Donde se ha escondido el sol" dice una canción. Hoy como nunca tan ilustradora. La lluvia finita, hace que la melancolía se instale en el aire, en el alma. Esta lluvia moja por fuera y por dentro.

Esperaba un sol radiante pintado sobre un cielo límpido. Esperaba una brisa tibia, suave, envolvente. El bullicio de la gente y los gritos de los jóvenes, exaltados celebrantes constantes de constantes primaveras. Esperaba éste día para llenar mi espíritu de colores. Esperaba que la naturaleza hiciera su trabajo dentro de mi.

Nada de eso pasó.

Hoy no es el día que tenia pensado para plumerear tristezas, para despedir soledades, hoy no es el día o.... tal vez sí.

Tenía en borrador algo así...

Un renacer, eso es para mi la primavera. Un despertar de colores y emociones que obliga a desprenderse del frío acurrucado en el alma durante el invierno. El sol da cobijo a la esperanza.

Así como en otros tiempos el rito primaveral era abrir las ventanas de par en par permitiendo que sol y el aire invadieran los salones y todo se plumereaba y sacudía; yo voy a abrir de par en par mi alma y mi corazón, para depurarlo de lo viejo, lo gris, lo triste que guardé este invierno.

Reacomodaré las cosas bellas que se filtraron y me ayudaron a no bajar los brazos. Las pondré a mano para que siempre estén presentes, para no olvidarlas en algún rincón oscuro.

Pondré a mano las sonrisas y los abrazos para fortalecer el espíritu.

Pero no olvidaré las cosas que me causaron dolor porque de ellas aprendí, con el dolor crecí y me hice mas fuerte.
Le daré a esta primavera una oportunidad y me la daré a mi misma.


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